
Remake y Remasters: ¿ sin ideas nuevas o el negocio de la nostalgia?
Cada vez es más común los remakes, los remaster, las reimaginaciones y reboots. Pero la línea para definirlos cada vez es más compleja. Por lo que nos enfrascamos en definir cada uno, y además ver el efecto que tienen en la industria. Siendo esto una Remake de una nota nuestra vieja…
EDITORIALES
Remake del reboot de la remaster del porteo mal contado
En la semana que empecé a escribir esto se dio el hecho de haber salido 2 remasterizaciones de grandes compañías, y varios porteos de obras antiguas, y mientras edito esto ha pasado la Summer Game Fest (si me tomé mi tiempo para terminar esta nota), se han anunciado otros tanto más.
Y siendo que estamos transcurriendo una época en donde todo lo que tuvo un mediano éxito es relanzado en forma de remake, remaster o simplemente un porteo me empecé a preguntar que es cada cosa. ¿Es justo plantear que Oblivion es un remaster, con lo diferente que se ve de su versión original?. ¿Y Days Gone Remaster? ¿Cuán necesario es si se compara la versión actual con la lanzada en 2019?
Por lo cual me dedico a meterme de lleno en esta editorial para tratar de exponer brevemente qué es cada término y las vicisitudes que hay entre los diferentes ejemplos.


Aunque para ser justo, está misma editorial es una remake de una que hicimos para nuestro antiguo newsletter. Pero al igual que sucede en el gaming, estos no siempre son desarrollados por el mismo estudio que creó la obra original, sino por una segunda compañía. Pues en este caso, la primera fue hecha por Javi hace ya 4 o 5 años, y se centraba únicamente en las definiciones de cada término. En esta re-versión, además de repasar estos términos, ahondaremos un poco más, y veremos como esta la industria con esto. ¿Hay realmente tantos como pensamos? ¿Esto es una moda de la época? ¿Caemos todos como tontos por la nostalgia? ¿Es el fin de la creatividad?
Empecemos por definirnos
Vamos a centrarnos en los 4 términos que más pueden prestarse a la confusión. ¿Cuál es la diferencia entre Porteo, Remasterización (o remaster), Remake o Reboot?
En la teoría es mucho más sencillo diferenciarlos que en la práctica, donde los estudios empiezan a estirar los márgenes de cada categoría.
Yendo de “menor a mayor” en cuanto a lo que cambios respectan, arrancamos con lo que es un Porteo.
Un porteo, o simplemente “port” si tomamos el anglicismo, es tomar el juego original y adaptarlo para que funciones en otro sistema en la que no fue pensada en el desarrollo inicial. El ejemplo más claro es Sony al publicar sus títulos para PC, como God of War, Uncharted 4 o Spider-Man. O Nintendo, con varios de sus clásicos antiguos a la Switch, como Mario 64.


La siguiente, la Remasterización, empieza un poco a empantanar la situación. En los papeles esto es cuando el estudio toma la obra existente y le aplica mejoras gráficas a partir de la inclusión de efectos de iluminación, retrabajo en las texturas y adaptarlo, en lo posible, a monitores, TV y displays modernos.
Estas mejoras pueden contar con upgrades tanto en la jugabilidad como en la calidad de vida para el jugador. Pero en sí se mantiene sin grandes modificaciones en la trama, mecánicas principales y misiones.
Para ejemplificar podemos mencionar Final Fantasy VIII, que salió en PS1 en el ‘99, y en 2019 fue relanzado el Final Fantasy VIII Remastered. O el primer Dark Souls, que tuvo su remasterización a los 7 años de su lanzamiento. O si queremos mencionar un ejemplo actual, tenemos los casos de The Last of Us 2 y Days Gone, títulos que salieron en PS4, y recientemente han recibido una versión mejorada para PS5.


Sin embargo, a la industria no le gusta hacer las cosas sencillas. Mientras tenemos estos ejemplos con cambio notables en gameplay y manteniendo la estética inicial, luego sale The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered en cual han traspasado gran parte a un nuevo motor gráfico (se pasó UE5) y tiene cambios gráficos dignos de una Remake propiamente dicha. Sin embargo Bethesda remarca que no los es, sino que confirma que es una remasterización.


Para continuar pasamos a los Remakes, que son sobre títulos por lo general bastante antiguos (más de 15 años es el lapso que se considera óptimo) y que son retrabajados desde 0, con la intención de modernizar todos los aspectos del original. Desde la evidente mejora gráfica, hasta actualizaciones y cambios esenciales en los controles y gameplay, e incluso puede llegar a ser con cambios en la historia y agregados de contenido adicional.
De hecho puede modificar tanto su gameplay como para encasillarlos en casi otro género. El el caso de Resident Evil, que si bien no abandona el survival horror, en los últimos Resident Evil 2 y 3 Remake se pasó a un enfoque más moderno, centrados en acción en tercera persona, más cercano a lo que fue la saga a partir de la cuarta entrega que a los controles tanques que la caracterizaron en un inicio.
Otro ejemplo de gran cambio en su gameplay es Final Fantasy VII Remake, el cual pasó de un sistema de combate por turnos, sumamente popular en los JRPG de la época, a ser un JRPG de acción, con la idea de amoldarse más al público actual.
Sin embargo justamente este Final Fantasy vino para embarrar una vez más estas definiciones que estamos tratando de establecer. Ya que no solo cambió su modo de jugarlo, sino que Square Enix decidió modificar la trama, buscando no solo sorprender a aquellos que juegan por primera vez esta historia con esta entrega modernizada, sino que también a aquellos fans que han gastados sus CD con el lector de su PS1 desde 1997, cuando salió originalmente. Y el cambio fue tan grande que se discute si no es más que una remake, y empezó a usarse el término “Reimaginación” para referirse a este caso.
No obstante, no son muchos los que han sufrido cambios tan grandes como para meterlo en esta nueva “categoría”. Por lo cual no creo que valga diferenciarlos y complicar más la labor de definirlos. O por lo menos no por el momento.


Para finalizar nos queda una definición, aunque, para ser justos, realmente no entrarían en este “trabalengua mental” que es diferenciarlos.
Hablo de los Reboots, que son juegos completamente nuevos, con los mismos personajes de la franquicia, pero que reinicia su historia, omitiendo la continuidad narrativa con todas las entregas previas. Buscando un “lavado de cara” a una saga que hace mucho tiempo no tiene nuevas entregas, o que viene con una mala seguidilla, y llegar así a público que no conocía la IP o que estaba ya desilusionado con la misma.
Entre los más conocidos está Tomb Raider, con su última trilogía, en el cual hasta han rediseñado a Lara Croft. Con el cual ha cosechado un buen éxito, sobre todo con el primero.
Doom (2016) es otro ejemplo de esto. Una icónica franquicia que venía de capa caída tras algunos lanzamiento no tan bien recibidos por la crítica y el público general, hacían pensar que ya estaba prácticamente acabada. Sin embargo, tras el este reinicio recobro una vitalidad asombrosa, que se mantuvo con Doom Eternal en 2020, y que estemos expectantes de Doom Dark Ages, que sale este mayo.
Hay un último término, que está dentro de este del que estamos hablando, que es el de “soft-reboot”. Normalmente se refiere a títulos que cambian parcialmente la historia, pero mantiene una continuidad con sus predecesores, o que rehacen su gameplay completamente. Este es el caso de God of War 2018, por ejemplo, que cambia bastante con respecto a la “Trilogía Griega”, y cuando aún cambia el modo de narrar la nueva aventura de Kratos, tiene una continuidad con su pasado.
Pero esto es una modita de ahora, antes los juegos…
Es una realidad que en los últimos años hemos visto pasar una oleada de remasters y remakes que incluso, según la visión popular, no eran necesarios. Sin embargo, esto no es algo que sea único de esta época.
De hecho si vamos a lo técnico, ya en los 80s, cuando se porteaba un juego de los arcades a consolas se requería rehacerlo ya que la potencia de las máquinas de salón eran ampliamente superior a la que tenían la Atari o la Coleco del momento. Sin embargo, a ese proceso se lo llamaba “Conversión”.
Por ejemplo, Gun Fight de Midway está documentado como el primer remaster, en 1995, siendo una reprogramación de Western Gun de la compañía nipona Taito. No obstante, este es una reprogramación del juego por parte de la empresa estadounidense ya que habían adquirido la licencia para comercializarlo en los arcades del país.
Si queremos hablar de un relanzamiento con mejoras, según el “manual” lo define, podemos remontarnos ya a 1986, año en el que se relanzó Ultima I: The First Age of Darkness, con mejoras gráficas a la edición de 1980. También en 1990 Sierra relanzaría King's Quest I, pero en esta ocasión utilizando el motor que utilizaron para la cuarta entrega de la saga. Y saltando un poco más en el tiempo, a 1997 más precisamente, Squaresoft relanzó Final Fantasy VI, originario de SNES, a PS1.
Igualmente tampoco es demasiado claro cuál fue el primero que haya sido remasterizado tal y como usamos el concepto hoy en día.




Por otro lado, si hablamos de remake, el primero en usar ese mote es el Super Mario All-Stars, en 1993. Este era una recopilación de los primeros 3 Super Mario Bros, más el Lost Level, que fue lanzado en la Super Nintendo. Y si bien es un rejunte de juegos que originariamente habían sido lanzados en la consola previa de la compañía de Kioto, y mantenían la jugabilidad, tiene todo un retrabajo gráfico para adaptarlo a la nueva consola.
Centipede es otro que recibió este tratamiento. Habiendo salido en 1981 para Atari, y en 1998 llegó re-hecho a PC y posteriormente a consolas. O Double Dragon que estuvo en arcades en los 80s, llegando con las mejoras correspondiente a Game Boy Advance bajo el nombre de Double Dragon Advance, en 2003.
Para no seguir enumerando ejemplos, es claro que es una estrategia de mercado que se usa desde los inicios, y no necesariamente algo solamente ligado a estos años.
No obstante, tampoco es mentira que en los últimos tiempos ha habido un boom, y la cantidad de estos “relanzamientos” han aumentado notablemente. Desde el 2022 ya hemos tenido las remasterizaciones y remakes de:
Uncharted Legacy of thieves
The Last of Us Part I
The Last of Us Part II Remastered
Crisis Core: Final Fantasy VII - Reunión
Final Fantasy VII (Remake y Rebirth)
Life is Strange Remastered Collection
Advance Wars 1 + 2 Reboot Camp
Dead Space (Remake)
Chrono Cross
The House of the Dead Remake
Days Gone Remastered
The Elder Scroll IV: Oblivion
Dragon Quest III HD-2D Remake
Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition
Persona 3 Reload
Silent Hill 2 Remake
Resident Evil 4 Remake
Tomb Raider 1-3 Remastered
Mario vs Donkey Kong
Paper Mario: The Thousand-Year Door
Luigi’s Mansion 2 HD
Age of Mythology
Metroid Prime Remastered
Y solo he mencionado grandes sagas, reconocidas por el público general. Si profundizamos, otras de “culto” han recibido el mismo tratamiento, como Tactics Ogre: Reborn, Suikoden I&II HD Remaster, Braid, o Brothers: A Tale of Two Sons Remake, entre muchos otros, incluso algunas de nicho aún más pequeño.
Y mientras tanto nos encontramos a la espera de Metal Gear Solid Delta: Snake Eater, que sale en pocas semanas, el Remake del primer Silent Hill anunciado la semana pasada, The Witcher Remake, Persona 4 Revival, revelado en el reciente Showcase de Xbox, Gear of War Reloaded y Dragon Quest I & II HD-2D Remake, como grandes títulos AAA próximos.


Y… Por algo será…
Actualmente los presupuestos y el tiempo que lleva desarrollar un videojuego prácticamente son insólitos. Para hablar de algunos costos de desarrollo, en el caso The Last of Us 2 fueron $220 millones y se trabajó por 7 años en él, o GTA 5 en 2013 rondó en los $265 millones.
Claramente no es soplar y hacer botellas (o juegos en este caso), y muchos estudios empiezan a sufrir esta situación. Y más allá de la discusión que podamos tener sobre cuál es el motivo de este aumento de los presupuestos (algo que tengo pendiente para una próxima nota), la realidad es que necesitan una opción rápida, efectiva y sobre todo segura de conseguir ingresos. Y la respuesta son estos relanzamientos.
Por otro lado, los consumidores también somos parte responsable de este boom. La nostalgia siempre tira, y más de una vez alguno ha pensado en que amaría volver a jugar alguna de las obras favoritas de su infancia (No juzgo a nadie, yo mato y muero por la Remake de Final Fantasy IX).
Si sumamos que muchos de estos están hechos con gran detalle y cariño, lo que nos termina llegando es un producto de enorme calidad, lo que deja contento a todo el público. En 2022 3 de los 10 mejores puntuados en Metacritic fueron Ediciones definitivas o actualizaciones para la nueva generación. En 2023 volvieron a ser 3 pero dentro del top 15, entre los que encontramos ya varios remakes. El año pasado se repitió la tendencia. Y ya para 2025 tenemos a The Talos Principle: Reawakened (89), The Last of Us Part II Remastered en PC (90), The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered (82) y Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition (86) entre el top20.
Es decir, no solo hay una explotación de la nostalgia porque si. Sino que los estudios cada vez ponen más esfuerzo en estos, o por lo menos en la mayoría de los casos.


Luego podemos discutir cuán “necesarios” son, o cada cuanto hay que revivir un título antiguo. De hecho, recientemente salió un estudio que determina cuándo es la ventana más óptima para sacar un remaster/remake.
Llevado a cabo por el estudio Virtuos y relevando más de 300 lanzamientos a partir del 2012, y han determinado que la mejor momento para lanzarlo es entre los 16 a 20 años desde el lanzamiento del trabajo original, llegando el 80% a vender 2 millones de copias mínimamente. El número baja levemente si se saca entre los 11 y 15 años de su primera salida, aunque curiosamente se desploma si pasa más tiempo. Si superaron los 25 años desde que ha visto la luz primeramente, solo el 32% llegó al par de millón.
A lo que podríamos pensar que estamos en la franja óptima para ver la vuelta de nuestros juegos favoritos del 2005 en adelante.
Y todo esto cómo afecta a la industria…
Hay una concepción generalizada de que ya no hay ideas nuevas, que se ha perdido la originalidad. Todos es una reedición de un éxito previo, y hay poco espacio para nuevas propiedades intelectuales. Solo parece que vendiese “la vuelta de…”, “la continuación de…” o “el spin off de…”. Y no sólo está circunscrito a la industria del gaming, es algo que se repite incluso en el mundo cinematográfico.
Aunque esto se da más que nada en los estudios grandes, que deben responder a grupos inversores y accionistas, no en desarrolladores libres. Ante la necesidad de estar constantemente rindiendo cuentas de las unidades vendidas y el dinero recaudado, la creatividad y libertad del creador pasa a ser absolutamente secundaria. Lo primordial es respetar al Dios Dinero.
Y para ello parece no haber una forma más efectiva que apelar a la nostalgia de los consumidores.
Personalmente no creo que esto acarree una crisis. Por lo menos no a corto plazo. Por el momento genera ingresos y permite a estudios subsistir en una época que es completamente predatoria. Sin embargo, todo esto es a costa de perder creatividad e innovación, y eso sí puede acarrear a un problema mayor, cuando nos agotemos de rejugar cosas que ya hemos experimentado de pibes.
La novedad y creatividad, ya desde hace un tiempo, solo se ve desde los indie, con ejemplos como Balatro, Animal Well, Inscryption en los últimos años, o Blue Prince y Expedition 33 este mismo 2025. Mientras tanto la industria AAA sigue hambrienta y se hace un puchero con la gallina de los huevos de oro, sin pensar que se quedara sin gallina ni los huevos si sigue así.


Igualmente, podríamos ser benevolentes y verlo desde otro ángulo, el de la preservación.
A partir de estas reediciones hemos podido reencontrarnos con obras que estaban “presas” en consolas viejas, que pudimos no haber tenido o que ya no nos funcionen. Como los casos de Lunar y Suikoden, relanzados este mismo año, y que estaban atrapados en la PS1 y la SEGA Saturn desde los 90s.
Además trae de regreso sagas antiguas, incluso algunas que no hayan tenido secuelas por décadas, que pueden llegar a interesar a la nueva generación de jugadores. Más si es en modo de remake, que puede aggiornarse a las costumbres de la actualidad. Y sino, una remasterización puede traerla de vuelta, para tantear cómo están las aguas para un nuevo juego de la misma.


Es verdad que hay casos y casos. Algunas franquicias que quedan olvidadas en viejas consolas, y que hoy en día no están accesibles para jugarlas en las actuales, o incluso gente que para cuando salieron ni siquiera habían nacido.
Traer de vuelta obras como Suikoden, Silent Hill o Chrono Cross, para mencionar algunos, logran que muchos fans regresen a esa experiencia que extrañaban y atraen a muchos nuevos usuarios que tal vez solo la conocían de haberlos escuchado mencionar. Agrandando así su público, y trayendo a la discusión una franquicia que hace mucho estaba cajoneada y sin novedades.
Pero eso es cargarle el costo y responsabilidad de la preservación al fan, “Compren esto si no quieren que pase a ser Lost Media”.
Por otro lado, hay otra situación con obras como The Last of Us, que combinando todas sus remasterizaciones, remakes y reediciones de las únicas 2 entregas que tiene la saga, ya tiene 6 lanzamientos en su haber. Situación similar a Skyrim y GTA 5, que sin haber llegado a los dulces 15 ya tienen más juegos que varios otras franquicias más longevas. Explotando de este modo nuestras billeteras de forma casi impúdica.
Aunque hay que ser sinceros. Los números han acompañado estos casos, por lo cual no hay muchos motivos por los cuales las empresas dejen de hacerlo. Sobre todo si esto cubre los costos de un estudio que tarda mucho tiempo para sacar algo nuevo. Por ejemplo el mismísimo caso de Naughty Dog, quien saco su ultimo juego (justamente The Last of Us Parte 2) en 2020, y recién el año pasado anunció su próximo trabajo (Intergalactic: The Heretic Prophet), sin fecha aún y no se espera que llegue antes del 2026.


Como toda práctica que se haga en una industria, tiene aspectos positivos y otros negativos. Mientras que hay un aspecto de conservaduría y rescatar ciertas obras perdidas en la extensa historia del gaming, el sobreuso cercena la originalidad y creatividad de los desarrolladores para crear cosas nuevas. Y si bien le da tiempo a un estudio entre proyecto y proyecto, a nosotros, los usuarios, nos queda la sensación que recibimos lo mismo una y otra vez.
La clave está en saber balancear estos lanzamientos. Mientras algunos estudios los saben usar perfectamente, intercalando nuevas entradas en la sagas con remakes de sus clásicos (como Capcom con Resident Evil), o para volver a instaurarse en el mercado luego de haberse parcialmente retirado del gaming (Konami), hay otras que parecieran no saber decir “no” a una remasterización de un juego con menos de 5 años de antigüedad.