
Moroi: un Hack 'n Slash que juega con nuestra psiquis
Hoy, 30 de abril, salió Moroi. Un extraño título que desconcertó completamente a Javi, y en su análisis nos cuenta por qué…
ANALISIS INTERNACIONALES
¿Qué es real? ¿Qué es mentira? ¿Qué es esto?
Desde que empecé a escribir reseñas esta es la primera vez que me encuentro ante un juego en el que no se por donde arrancar. Tengo mucho por decir sobre este título, y creo que incluso terminado este análisis me quedarán muchas cosas afuera.
Moroi es sobre todo un juego extraño, y ya desde sus primeros minutos no lo esconde. Principalmente porque nunca estamos seguros de lo próximo que pueda suceder.


Nuestro protagonista despierta, como en muchos juegos, sin memoria en un calabozo frío y sucio. Tanto él como nosotros no sabemos ni dónde estamos, ni cuál es nuestro objetivo. Empezamos a recorrer las otra celdas para descubrir a personajes tan misteriosos como bizarros. Las interacciones con estos seres nos harán avanzar para escapar de esa prisión, pero nunca lograrás aclarar nuestro objetivo final.
Así da comienzo a una aventura que irá saltando de escenario en escenario, y de objetivo en objetivo, de manera tan random como inesperada.
En el transcurso de esta iremos conociendo a otros personajes igual de misteriosos, viviremos momentos asquerosos, divertidos o desconcertantes. Todo tan extraño que incluso no puedo explicar mucho más de la trama, ya que aun habiendo llegado hasta el final, no me quedó muy claro lo que acababa de experimentar.


Los juegos, en mi opinión, deben ser mucho más interesantes en su gameplay que en su trama. Aunque obviamente la historia ayuda, es en la jugabilidad donde creo que está el punto más importante de la obra. En el caso de Moroi entró en una disyuntiva, ya que no puedo decir que me haya divertido pero tampoco puedo decir que es aburrido.
Lo que me impulsó a seguir, hora tras hora, fue la incertidumbre de no saber que podía pasar a continuación. Sin embargo, con el correr del título me di cuenta que se vuelve bastante repetitiva su jugabilidad.


En Moroi contamos con dos armas, las cuales van cambiando a medida que progresamos en nuestra aventura. Por un lado tenemos una para el cuerpo a cuerpo, que si bien nunca es la misma siempre ataca de la misma manera, y una arma de rango, que va desde una ametralladora hasta un cañón. Ahí puede que haya variabilidad, pero en general es apuntar y disparar, esperar que pase el cooldown y repetir.
En cuanto a los enemigos con los que nos topamos, todos son exactamente iguales sin que tengamos que pensar en una estrategia de ataque diferente para cada uno. Por otro lado, los bosses si cambian, más no en la manera de vencerlos. Algunos te exigen algún tipo de puzzles, pero después de eso es pegar en el momento justo.
Pasando al aspecto artístico, en todo momento el juego busca ser grotesco y horrendo, pero en un “buen” sentido. Todo es bizarro y lleno de sangre, los personajes son extraños y hay tantas cosas raras como espeluznantes. Creo que es lo que más me gustó de Moroi. La música está correcta, aunque tiene momentos de silencio bastantes largos dónde solo escuchamos los sonidos ambientales.


Para ir cerrando este análisis me quedó por mencionar de lo que menos me gusto, que fue el tema de la cámara. No es una vista cenital técnicamente hablando, ni completamente desde arriba. Va cambiando, como todo en el juego, pero el error más grande es la distancia. Se siente demasiado cerca lo cual puede ser molesto frente a algunos enemigos que disparan. Evitar los proyectiles se vuelve bastante molesto.
En general termino estos textos explicando por qué recomendaría el Juego en particular. En esta situación recomendarlo es algo difícil porque me cuesta encontrar un tipo de jugador al cual apuntar. Si te gustan los títulos de acción por ahí este no sería el indicado, si te gustan los juegos por su trama tampoco sería el ideal. Ahora sí te gustan los juegos donde siempre podes sorprenderte con lo que ocurra a continuación o los juegos con un arte tan sangriento como perturbador, este es el juego al que debes apuntar.