“El ser nacional” en los videojuegos argentinos

Tras el mini debate que hubo en redes, Javi reflexiona sobre que implica que un juego tenga elementos nacionales.

EDITORIALES

Javi

6/21/20244 min read

¿Se pueden desarrollar juegos fuera del colonialismo cultural?

Se dio un debate, en este último tiempo, sobre la relación entre los videojuegos argentinos y cómo se revaloriza la cultura desde una visión extranjera.

El centro de la discusión estaba en la idea de que el desarrollo nacional pasa por un gran momento donde cada día nacen juego que utilizan personajes, situaciones o mitos argentinos, pero repitiendo gameplays, artes y narrativas extranjeras (más precisamente, norteamericanas).

En el intercambio entre gente a favor y en contra de esta idea se pueden sacar algunas conclusiones que voy a mezclar con ideas que venía pensando hace mucho tiempo.

Celebramos, desde este espacio, el uso de elementos nacionales para la creación de videojuegos. Es algo necesario para poder construir una industria mucho más sólida, que nos represente en el mundo tal cual somos. Pero ¿Cómo somos? ¿Existe un “ser nacional"? ¿Se puede encontrar, a lo largo y ancho del país, características comunes que abarquen a todos los “que quieran habitar el suelo argentino”?

“El ser nacional”

Desde la Revolución de Mayo, diferentes políticos y personalidades de la historia del país buscaron símbolos bajo los cuales aglutinar el crisol de razas que era esta parte del mundo. Es que desde nuestro inicio como estado nación estuvimos tiroteados entre 2 extremos “españoles y criollos” “civilización y barbarie” “unitarios y federales” “argentinos de bien y casta”. Siempre hay otro sobre el cual pararnos para diferenciarnos.

Y para sumar mixtura se cuentan 2 grandes inmigraciones que trajeron otras culturas al país, que luego se mezclaron para dar paso a la sociedad actual.

Ahí radica el problema de buscar elementos en común. La argentina se hizo en la diferencia y la mezcla, en las historias, platos, mitos, lenguajes que fueron uniéndose y mutando para dar nacimiento a nuevos estilos.

“El videojuego nacional”

Es difícil marcar un juego nacional que nos represente. Ese que todos digamos con orgullo “es argentino” y el mundo reconozca como tal. El Maradona o el Messi de los jueguitos.

Y el debate del principio de alguna manera rodeo esa idea. ¿Cuál es el estilo argentino que nos diferencia? Hasta el momento no existe.

Cada desarrollador con el que hablamos cuando le preguntamos “en qué se inspiró para realizar su videojuego” nombra títulos internacionales, fáciles de reconocer y totalmente globalizados.

Tal vez por eso, se dice que los juegos argentinos son skins de franquicias consagradas. “Pasa que agarran a Slenderman y le ponen un pombero. Entonces es el mismo gameplay” leí por ahí en medio de esta discusión.

Y de alguna manera, tiene razón. Al no existir el título, el estilo, la mecánica, la trama que nos representa debemos salir a buscar otras cosas para poder traerlas a este suelo. Y muchas veces, es en la copia donde nace la originalidad, pero no deja de ser algo que ya se vio antes.

¿Y la representación? ¿Dónde está la representación?

Para! No me insultes todavía. Tenés razón, hay juegos que se anunciaron en el último tiempo que utilizan la representación para contar algo.

“Gauchos inmortales” toma al gaucho y lo convierte en un personaje heroico que va de pueblo en pueblo liberando una guerra contra diferentes mitos argentinos. A muchos la idea les gustó de entrada. Ahí tenés al ser nacional, el Superman argentino que estábamos buscando. Pero…

La verdadera tradición gaucha lejos está de esta. Los habitantes del campo argentino nunca fueron tratados como héroes nacionales. Incluso durante mucho tiempo los trataban de vagos hasta que se los necesito para proteger la frontera y se los mandaba a la guerra contra los indios, sin armas ni entrenamiento.

Haaa, pero Güemes y los Inmortales… recién en este último tiempo se los reivindica y, sin embargo, la gran mayoría de los argentinos no sabe quiénes fueron ni porque qué es feriado el 17 de junio.

“Malvinas: La última Carta” nos muestra la guerra por las islas desde adentro. Podemos correr esquivando proyectiles y salvando la memoria de nuestros compañeros caídos. Otro título que llamó la atención y que rápidamente generó golpes en el pecho de “mi país, mi país” “las Malvinas son argentinas”

Pero también caen en una representación un poco errada de la realidad. La guerra no fue un espectáculo y los combatientes tardaron años en ser reconocidos. Todas las historias de guerra cuentan penurias, sufrimiento y poco combate real.

“Conur Life”, un GTA like argentino, busca mostrar la realidad del conurbano bonaerense. Con tiros, drogas y mafias en una tierra de nadie, dónde la policía no existe.

Sin embargo, hay algo de porteñocentrismo en tu idea de conurbano. Principalmente, porque ese espacio territorial es tan variopinto como el resto del país. ¿O acaso Vicente López no es parte del AMBA? ¿Y San Isidro?

Se nota que odias a los videojuegos argentinos

Nada más lejos de ese relato. Si llegaste hasta acá hay una conclusión que me gustaría rescatar de todo esto.

No siento que tengamos que encontrar un estilo propio, no creo que deba haber un videojuego argentino “tipo” sobre el cual comparar otros para decir si es o no nacional. Porque en el fondo este país es eso mismo. Un mix, una combinación de estilos, y en todos esos estilos logramos crear cosas nuevas, juegos emocionantes, divertidos, entretenidos. Juegos que cuentan cosas propias y que lo seguirán haciendo, con sus fallos, con sus aciertos, pero siempre intentan salir adelante.

El desarrollo nacional está en un gran momento y debemos aprovechar, no para discutirlo, sino para difundirlo, mostrarlo, decir orgulloso “papá, este es el Resident Evil argentino” “mira, este Final Fantasy argentino” “boludo, viste el Smash argentino” y que en el mundo exploten de envidia porque nosotros podemos hacerlo y ellos no.